Santa Rosa de Lima

    Cincuenta años después de la descubierta del Perú, cuando la codicia de los Conquistadores de América amenazaron tornar el cristianismo odioso a los indígenas de América del Sur, la Providencia divina hizo nacer en Lima, Perú, Isabel Flores. Su belleza le mereció el apodo cariñoso de “Rosa”, nombre al cual ella después añadió la expresión “de Santa María”. Aún niña, ella hizo el voto de virginidad y siempre cultivó profunda devoción a Santa Catalina de Siena. En 1606 entró en la Tercera Orden Dominicana. Amaba la soledad y pasaba días enteros en ininterrumpida oración en una capilla tosca construida en el patio  de la casa paterna. Le gustaba practicar obras de misericordia en beneficio de los pobres. Durante 15 años soportó una aridez espiritual fuerte, permitida por Dios. Amaba bordar ropas para fines litúrgicos. Murió a los 31 años de edad. Su cuerpo es venerado en la Basílica dominicana de Santo Rosario, en Lima. Clemente X la canonizó en 1671. Se invoca a Santa Rosa de Lima como la patrona de América Latina.

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