Santos Mártires de la China

    En el siglo XVII, entre los años de 1633 y 1637, dieciséis mártires, Lorenzo Ruiz y sus compañeros, derramaron su sangre por el amor a Cristo y a su Iglesia, en Nagasaki, en Japón. Todos pertenecían a la Orden de Santo Domingo o a ella estaban ligados. Entre esos mártires, nueve eran presbíteros, dos religiosos profesos, dos vírgenes y tres laicos, siendo uno de ellos Lorenzo Ruiz, padre de familia, catequista, natural de las Islas Filipinas. En épocas y diversas condiciones, predicaban la fe cristiana en las Islas Filipinas, en Formosa y en Japón. Manifestaron de modo admirable la universalidad del Cristianismo y, como infatigables misionarios, propagaron copiosamente, por el ejemplo de la vida y por la muerte, las semillas de futuras comunidades. Fueron canonizados por el Papa Juan Pablo II.

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