San Vicente Ferrer

    Vicente nació en Valencia, España, en 1350. Entró en la Orden con la edad de 17 años. Se apegó a la regla austera de la vida espiritual, nos dejó un bello testigo de eso en su tratado sobre la vida espiritual. Se consagró primeramente a la enseñanza de la filosofía y de la teología. Por orden del cardenal legado Pedro de Luna y de Juan, rey de Aragón, ejerció diversas misiones, en vista de regular asuntos civiles y eclesiásticos. Al mismo tiempo, se dedicó a la predicación, junto al Papa de Aviñón, y, después, en el sur de Francia e Italia. A partir de 1399, se consagró totalmente ala predicación itinerante, como legado “a latere Christi”, enseguida  a una misión especial recibida, así él lo confirma, en una carta al antipapa Benedito XIII.

    Trabajó intensamente para el restablecimiento de la paz y de la unidad en la iglesia tan preocupada por el cisma, no dudando a separarse del antipapa, al cual había seguido de buena fe. Lleno de los dones del Espíritu Santo, y previsto de virtudes apostólicas, recorrió casi todas las regiones de Europa Occidental. Se tornó un gran predicador carismático, produciendo gran fruto para las almas. Murió en Francia, en Vanes, el 5 de abril de 1419.

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